
Por debajo de las expectaciones y las expectativas de un Clásico Nacional en Liguilla, las Águilas conocerán este domingo a su adversario, tras el trámite entre un Cruz Azul que domina 1-0 ante el Monterrey.
Jornada de contrastes. Chivas dominó en el primer tiempo, generando al frente, pero sin tener un verdadero verdugo, y cuya única arma sería el chiripazo, como virtud principal –y única— de Ricardo Marín.
Para la segunda mitad, América entendió las limitaciones de su adversario, cuando además jugaba con diez ante la presencia –que es una ausencia activa—de Víctor Guzmán.
Como ha sido a lo largo del torneo, ya sea en labores ocultas en defensiva, o en labores expuestas de ofensiva, Alejandro Zendejas se convirtió en el péndulo táctico y futbolístico del América en la segunda mitad. El mejor de El Nido, nuevamente.
Si bien Chivas en el primer tiempo había tenido los amagues de su único estelar, El Piojo Alvarado, incluyendo un balazo en el travesaño, el equipo se fue descomponiendo en la segunda mitad, bajo la mayor intensidad de las Águilas, y que Zendejas y Jardine entendieron que debía tomar el bastón de mando, sobado y desperdiciado por Diego Valdés en la primera mitad, y que, sin marca, sería el elemento revulsivo..
Ante el aluvión amarillo del segundo tiempo, Chivas no tuvo respuesta. Se quedó sin posesión de pelota y sin posicionamiento en la cancha, en parte porque Fernando Gago sacó a Pável Pérez e ingresó al zombi maratonista Code Cowell, un rinoceronte en miniatura de escasa masa encefálica como futbolista.
El gol desmoralizó a Chivas. Entendió que no podía medir fuerzas. Hasta El Piojo Alvarado claudicó, ya sin el vigor ni el rigor en la disputa del balón, o en imponer su ley en su comarca.
Y así, la desesperación, la peor y eterna consejera de Fernando Gago, se contagió en el grupo rojiblanco. Los ingresos de Erick Gutiérrez y de Carlos Cisneros, fueron patadas de ahogado. Histeria genuina de la desesperación de un técnico que a falta de perros quería cazar con gatos.
América aún deberá mejorar mucho. Satisfecho estará de ganar el Clásico y meterse a la Final, pero, lo sabe, para coronarse, con Cruz Azul muy probablemente como adversario, hará falta muchísimo más que lo que ha mostrado en la Liguilla, especialmente porque los Cementeros no son complacientes en un tema que resiente mucho El Nido: meter la pierna fuerte.