Claudio De la Llata 
Pocas personas en el mundo, pudieran considerarse parte del anecdotario de la condición humana, que escrita en una parte de este; en un momento de ofuscación, refiere la vera efigie, así como su gran historia, marcada por la sedición, de Alfonso Esparza, rector de la BUAP, quien ahora goza de las simpatías de la contracorriente formada en torno a Fernando Manzanilla, contra Luis Miguel Barbosa Huerta gobernador de Puebla, hecho de todos conocido; pues según el instruido Fernando Manzanilla, ha dicho que no admitirá, el uso faccioso de los órganos de procuración de justicia, para perseguir a los oponentes al régimen del gobierno estatal, señalado así en su cuenta de twitter (era más extenso el rollo, pero dicho así, para abreviar…)
En ese contexto se desarrolla una historia marcada por una abierta confrontación, al gobierno estatal, a sus oponentes internos; teniéndolos socavados, a sus críticos de la prensa, a quienes lo cuestionan, pues alejado de su misión original, que puede permear en la sociedad, y que no es un buen ejemplo para el alumnado, un rector envuelto en la bandera de la autonomía, y salpicado por una guerra de lodo, en el que la corrupción, embarró a todos de ilegitimidad, hipocresía, tráfico de influencias (cuando menos en Lobos Buap, a.c.), y ahora en el término de las comprobaciones de carácter administrativo, los desahogos han sido fatales; como fatales igualmente fueron los desalojos de la CNC, CNOP y otros, que hacen ver la determinación de acabar un ciclo, e iniciar instaurando otro, como parte de una lógica natural del poder, todo el pastel, es todo el pastel…
Pero hay que recordar que hábilmente llegó a la rectoría valiéndose de todos, y teniendo en cuenta a nadie; salvo a su hija, orgullo perene de su nepotismo burocrático, y su desaseo administrativo en el que tuvo que incurrir; para que su hija fuera la que dirigiera prácticamente, los destinos de la semi-extinta jauría de lobos Buap.
Además de que le dio la espalda, en total ingratitud; a su creador y protector Enrique Agüera, y en su momento se habló en los medios de traición a su mayor benefactor, por lo que Alfonso Esparza ha dejado muchos damnificados en su camino rumbo a rectoría, donde no le quiere entregar cuentas ni a Dios padre.
La mayor traición de Alfonso Esparza
La mayor traición de Alfonso Esparza, es permitir que albergue grandes expectativas el vicerrector de extensión y difusión de la cultura José Carlos Bernal (Cheché para sus cuates) de origen panista, quien ahora se ve muy enfundado en el camino triunfador, para en un golpe de suerte, pudieran las coyunturas beneficiarle, y hacerse de la silla de rectoría para detrimento de toda la comunidad universitaria; que quienes lo conocen, todos saben que un muy querido amigo periodista lo recomendó con Enrique Doger y traicionó a cuantos pudo, hasta que se hizo director de comunicación social de la Buap, y ya entrado en ánimos y con el padrinazgo de Eukíd Castañón, lograr ir escalando posiciones, dentro de la administración de Alfonso Esparza, hasta que cada vez se acerca más, para buscar ser el sucesor de un rector que llegó por traiciones, y está siendo víctima de las mismas, pues el ansia de poder en su círculo cercano, provoca que suceda que cualquiera puede entrar al juego de la rectoría, de una universidad cuya política interna, dejará profundos rastros en las arcas de la máxima casa de estudios del estado, de los cuales por falta de voluntad y por una oposición a transparentar su administración, que genera las más conspicuas sospechas, y que ha propiciado dejar cerrado el velo administrativo, escondiéndose bajo el manto de la autonomía; que no es razón suficiente para haya opacidad en la Buap.
Es preciso esperar a que los escenarios de la sucesión, generen espacios de certidumbre por la gran posibilidad que hay, de abrir paso a una nueva camada de funcionarios universitarios, que hagan exitosamente un relevo generacional, tan necesario, para que los viejos vicios y las viejas mañas, no se arraiguen dentro de la comunidad universitaria, tan urgida de una profunda renovación moral.
