Marcos Guevara 
No es ninguna sorpresa el hecho de que el gobierno del finado Rafael Moreno Valle estuvo lleno de corrupción y represión; sin embargo, nunca nadie se imaginó que se puede transar al pueblo hasta con agua de caño.
En la revisión que la administración estatal, encabezada por Miguel Barbosa, está realizando, se ha detectado un nuevo fraude, este con un presupuesto de 100 millones de pesos para la construcción de nueve plantas de tratamiento de aguas residuales, que en siete casos no se construyeron y las únicas dos que realmente existen, no sirven.
Así lo detalla Arturo Luna en su columna Garganta Profuda, en la que se lee que el dinero que la administración federal de Enrique Peña Nieto entregó al gobierno de Puebla, en ese entonces encabezado por Rafael Moreno Valle, literalmente terminaron en un fraude con olor a caño.
Arturo Luna destaca que entre 2013 y 2017, en plena administración morenovallista, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) entregó esos recursos al gobierno del estado, que aparece como “ejecutor” de las obras; sin embargo, de las nueve plantas que debieron construirse en los municipios de San Martín Texmelucan, Huejotzingo y San Andrés Cholula solamente dos se edificaron, pero no sirven.
Y es que todo se trató de una pantalla, pues en los lugares en que, se supone, deberían estar, de acuerdo con el Inventario Nacional de Plantas Municipales de Potabilización y de Tratamiento de Aguas Residuales en Operación, solo hay obras negra o terrenos baldíos.
Ese presunto fraude lo han documentado Organizaciones No Gubernamentales como Ethos Laboratorio de Políticas Públicas y el Fondo para la Comunicación y la Educación Ambiental.
Lo grave es que, de acuerdo con el seguimiento del caso realizado por diversas organizaciones no gubernamentales, se presume que de los 100 millones solo se usaron 3.3 millones.
Dicho en otras palabras, nadie sabe dónde quedaron los 97 millones restantes.
