POR FRED ESTRADA
Comer doce unas al término de un año y el inicio del siguiente es una de las tradiciones más arraigadas.
De acuerdo a referencias históricas, esa tradición data del siglo XIX y tiene su origen en España. Surgió debido a un excedente de uvas, que los vinicultores decidieron vender como las uvas de la suerte y establecieron que había que consumirlas con las doce campanadas.
Otra versión dice que la tradición nació en 1880 en Madrid como una acción satírica y de protesta. La alta burguesía copió la costumbre francesa de hacer fiestas privadas en Navidades en las que se bebía champán y se utilizaban uvas como acompañamiento.
En tanto el ayuntamiento prohibió los festejos callejeros que se celebraban normalmente en la Noche de Reyes, y los madrileños, en forma de protesta, se plantaron en Nochevieja en la Puerta del Sol, a comer las uvas mientras escuchaban las campanadas. Así se burlaban de la burguesía y protestaban al mismo tiempo.
Como sea, la tradición de iniciar el año comiendo 12 uvas tiene su origen en España y el objetivo es que con cada campanada para asegurar 12 meses de buena suerte y prosperidad.
